Fuera máscaras en el congreso
Ayer se confirmó lo que muchos sospechaban y pocos se atrevían a decir: en el Congreso de Sinaloa ya no hay unidad, hay guerra. Y no una guerra con la oposición —esa ya ni pinta— sino una guerra entre morenistas, donde la traición dejó de ser rumor para convertirse en estrategia. Se acabaron los saludos hipócritas, se acabaron los discursos de “unidad”, se acabó el teatro. FUERA MÁSCARAS, porque lo que vimos fue a un grupo de diputados convertir al movimiento en moneda de cambio… y todo por ambiciones que ni en sueños están cerca de concretarse. Ayer aparecieron en escena “LOS IMELDOS”, ese grupo que la propia diputada Juana Minerva presume como su ejército, aunque la mitad ni soldados parecen. Creen que ayudan a su jefa política, la senadora Imelda Castro pero con aliados así, la senadora no necesita adversarios: ya los trae sentados en la mesa. El plan fue tan burdo como mezquino: frenar la discusión del crédito de 2 mil 200 millones solicitado por el Ejecutivo. No porque el crédito sea malo, no porque afecte a Sinaloa, no porque haya una razón técnica. No. El objetivo era uno solo: pegarle al gobernador, hacerlo quedar mal y mostrar “quién manda” dentro de Morena. Pero la jugada les salió como comedia barata. Solo Juana Minerva (la líder), Pedro Lobo, Guadalupe Palma y Rosario Sarabia votaron por patear el crédito hasta enero. Yadira Marcos y Serapio Vargas se escondieron en la abstención, como si eso limpiara la intención. César Guerrero huyó antes de votar, literal. Y las diputadas Elizabeth Ramírez y Karina Franco ya habían negociado su voto por adelantado. Aquí no hablamos de convicciones: hablamos de mercado.
¿Y así quieren encabezar un proyecto estatal?¿Así piensan competir por la gubernatura? ¿Así creen que se construye poder? Por favor. Aquí lo verdaderamente grave no es que existan diferencias —eso es normal—. Lo grave es que están dispuestos a incendiar el movimiento para ver si de las cenizas sale su candidatura. Morena les dio el espacio, la estructura y la fuerza… y hoy ellos responden clavando el puñal por la espalda. De un lado están “Los Imeldos”, que ya se ven herederos del estado. Del otro, “Los Teresos”, que tampoco se quedan atrás en la cargada anticipada. Y en medio, Morena en Sinaloa convertido en ring, en mercado y en motel de paso para alianzas improvisadas. —Lo peor y lo más ridículo— es que el Ejecutivo y la Secretaría de Finanzas hicieron tan bien su trabajo que la oposición entera jaló: PAN, PRI, MC y Verde. Todos alineados. Todos sumados. Todos listos. ¿Y quién embarró todo? Los de casa. Los que deberían sostener el proyecto. Los que deberían fortalecer al gobernador. Los que juran lealtad en público… y negocian cuchillos en privado. Mucho lo he dicho aquí y hoy queda escrito con tinta roja: El peor enemigo de Morena no es la derecha, no es la oposición, no es la prensa: el peor enemigo de Morena… es el morenista traidor. Porque usar el movimiento para guerras personales, para anticipar batallas que ni siquiera existen todavía, para poner el proyecto nacional en riesgo por un capricho… eso ya no es política: eso es sabotaje. Esto apenas empieza. La guerra interna ya se declaró. Y lo que viene no será bonito.Fuera máscaras. Lo que vimos ayer es apenas el inicio.
*********
El DIF hace la diferencia
En una época donde muchas instituciones sólo aparecen para la foto, el DIF Sinaloa demuestra que la verdadera asistencia social se construye en las calles, en las comunidades vulnerables y cerca de quienes más lo necesitan. La Caravana Navideña no es un gesto simbólico: es presencia, es acompañamiento y es un recordatorio de que el gobierno también puede llegar con empatía y resultados. La labor que encabeza Eneyda Rocha merece reconocerse. No se trata únicamente de entregar juguetes y apoyos invernales; se trata de recorrer colonias y comunidades que, históricamente, han estado fuera del radar institucional. De Mazatlán a Concordia, lo que se llevó no fueron sólo regalos, sino un mensaje claro: nadie queda fuera cuando hay voluntad de servir. Bien por el DIF estatal y bien por su titular. En tiempos donde la confianza en las instituciones se disputa día a día, acciones como estas vuelven a acercar al gobierno con la gente, con sensibilidad y con rostro humano. Así sí se construye comunidad.
*********
Reglas claras en las calles
Regular el polarizado extremo no sólo es un tema de estética vehicular ni una molestia para quienes sufrimos el calor abrasador de Culiacán; es, sobre todo, una medida de seguridad pública. Durante años, los polarizados tan oscuros han sido el escondite perfecto para quienes cometen delitos de alto impacto: facilitan la fuga, ocultan identidades y complican la reacción inmediata de la autoridad. Por eso, es acertado que el municipio haya decidido apretar el paso con la estrategia “Déjate Ver”, que ya derivó en 742 sanciones. No es un exceso ni un capricho: es una acción preventiva que aporta orden y ayuda a reducir riesgos, en un momento donde cada esfuerzo suma para contener los indicadores delictivos. Se entiende el argumento del calor —todos lo padecemos—, pero la seguridad debe estar primero. La medida no criminaliza a nadie; simplemente pone reglas claras y necesarias para cerrar espacios a quienes aprovechan cualquier resquicio para delinquir. Bien por la autoridad municipal. Y mejor aún si esta línea se mantiene con firmeza y sin excepciones. Una ciudad más segura también empieza por ver —y dejarse ver— en las calles.